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El vino es historia viva, ciencia deliciosa y cultura compartida. Es brindar en familia, es conversación con amigos y es, también, curiosidad infinita. Detrás de cada copa hay miles de pequeños detalles que pasan desapercibidos… hasta que alguien te los cuenta. 

En Bodegas Veganzones, desde la Ribera del Duero y a 912 metros de altitud, amamos esa curiosidad; por eso hemos reunido aquí diez curiosidades del vino que te harán mirarlo con otros ojos. No es una lista para “sabérselas de memoria”, sino para disfrutarlo más y compartirlo mejor.

1. El vino es más antiguo de lo que imaginas

Aunque hoy lo relacionamos con bodegas modernas y denominaciones de origen, el vino nos acompaña desde hace más de 8.000 años. Los restos más antiguos se encontraron en ánforas de arcilla en Georgia (Cáucaso), donde las uvas fermentaban de forma natural en vasijas enterradas.

De allí, la viticultura se expandió por Egipto, Grecia y Roma, que ya entendían al vino como algo más que bebida: lo veían como símbolo de civilización y hasta de espiritualidad.

Hoy, cada vez que descorchas un vino de Ribera del Duero, conectas con esa herencia milenaria. Porque aunque la técnica ha cambiado, la esencia sigue siendo la misma: transformar la uva en emoción.

2. No todos los vinos mejoran con los años (y está bien)

El mito de “cuanto más viejo, mejor” es eso: un mito.
La mayoría de los vinos están pensados para disfrutarse jóvenes, en sus primeros años, cuando la fruta está fresca y vibrante.

La mayoría de los vinos están pensados para disfrutarse en sus primeros años, cuando la fruta luce fresca y directa. Solo algunos estilos, con estructura, buena acidez y taninos finos, se benefician de la guarda. 

De hecho, los vinos de la gama 912 de altitud son un ejemplo perfecto: desde el crianza, ideal para beber ahora, hasta el 912 al cuadrado, que promete sorpresas incluso tras varios años en botella.

3. El terroir lo cambia todo

La palabra francesa terroir resume una idea sencilla pero poderosa: el vino no es solo uva, sino también suelo, clima, altitud y manos que lo trabajan.

Un tempranillo plantado en una llanura fértil no será igual que uno cultivado a más de 900 metros sobre un suelo calizo. El primero dará un vino más ligero; el segundo, más estructurado y fresco.

En Fompedraza (Valladolid), los viñedos de Veganzones se benefician de suelos calizos y pobres que obligan a la vid a esforzarse, y de noches frescas que mantienen la acidez. Ese terroir es lo que convierte a los 912 de altitud en vinos con personalidad inconfundible.

4. El vino más caro del mundo… ¡y el más barato!

En las subastas, algunas botellas alcanzan precios astronómicos. El mítico Romanée-Conti ha superado los 400.000 dólares en una sola botella. Pero, por suerte, el vino no necesita cifras desorbitadas para emocionar.

En la Ribera del Duero encontramos vinos con un carácter extraordinario y precios accesibles. Un ejemplo claro es el 912 de altitud crianza, que combina fruta madura y elegancia de la madera sin que tu bolsillo tiemble.

La verdadera grandeza del vino está en su diversidad: desde botellas que viajan a museos hasta aquellas que alegran nuestras cenas cotidianas.

5. El color del vino no depende solo de la uva

Mucha gente cree que el color del vino está marcado únicamente por el tipo de uva, pero la realidad es más compleja. El secreto está en la piel de la uva y en el tiempo de contacto con el mosto.

Si se prensa rápidamente la uva tinta sin pieles, se obtiene un vino blanco.

Con un breve contacto, nace un rosado.

Y con maceración larga, surge el tinto profundo que tanto identifica a Ribera del Duero.

Por eso, un mismo racimo puede dar vinos muy diferentes. La magia está en cómo el enólogo decide trabajarlo.

6. España: tierra de vino (y récords)

España no solo es un país vinícola: es el país con mayor superficie de viñedo del mundo, con más de 900.000 hectáreas dedicadas a la vid.

Dentro de esa inmensidad, la Ribera del Duero ocupa un lugar privilegiado, reconocida internacionalmente por la calidad de sus tintos. Aquí, bodegas como Veganzones demuestran que tradición y modernidad pueden ir de la mano para elaborar vinos que conquistan dentro y fuera de nuestras fronteras.

7. El brindis tiene un origen curioso

Ese gesto tan universal de chocar las copas tiene un origen inesperado. En la antigüedad, cuando la desconfianza era parte de la vida diaria, chocar las copas hacía que parte del líquido se mezclara, asegurando que ninguna estuviera envenenada.

Hoy, por suerte, brindar es celebrar. Es desear lo mejor a quien tienes enfrente, es sellar un momento. Y no hay nada como hacerlo con un vino que represente autenticidad, como un 912 de altitud.

8. El vino respira (y no es metáfora)

¿Has notado que un vino te gusta más al segundo trago? No es casualidad. Al contacto con el oxígeno, muchos vinos se abren y muestran nuevas capas de aroma y sabor: los compuestos aromáticos se abren y se vuelven más expresivos.

Un vino de altura como los de Veganzones puede transformarse en cuestión de minutos: al primer sorbo muestra frescura frutal, pero tras unos minutos en la copa aparecen capas de especias, notas minerales y toques de madera.

Por eso, decantar un vino o simplemente dejarlo reposar en la copa puede cambiar totalmente la experiencia.

 

 

9. La ciencia detrás de la cata

Catar un vino no es un ritual vacío: es ciencia aplicada al placer.

  • Vista: el color revela edad, densidad y hasta variedad.
  • Olfato: la nariz detecta cientos de aromas, desde frutas hasta notas tostadas.
  • Gusto: en boca descubrimos equilibrio, taninos, frescura y persistencia.

Cuando visitas Bodegas Veganzones, esta teoría se convierte en experiencia: la cata no solo se hace con la copa, sino también con el paisaje de Fompedraza, que se siente en cada sorbo.

10. El vino y la salud: la clave está en la moderación

El vino forma parte de la dieta mediterránea, reconocida como Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad por la UNESCO.
Consumido con moderación, el vino tinto aporta antioxidantes como el resveratrol, presente en la piel de las uvas.

Pero más allá de lo científico, la salud del vino está en su capacidad de unirnos, de hacernos parar el reloj y disfrutar de un momento auténtico.

Bonus track: los vinos de altura también tienen curiosidades

Ya que hablamos de curiosidades, no podemos dejar fuera a los vinos de altura. ¿Sabías que…?

  • En altitud, la maduración de la uva puede retrasarse hasta tres semanas más que en zonas bajas.
  • Las noches frescas ayudan a conservar aromas más intensos y acidez natural.
  • La vid, al esforzarse en suelos calizos, produce racimos más pequeños… ¡pero con más concentración!

Todo esto hace que los vinos de altura, como los 912 de altitud, sean reconocidos por su frescura, longevidad y carácter único.

El vino premia a los curiosos

El vino no se agota: cuanto más sabes, más disfrutas. Esperamos que estas curiosidades te inviten a explorar con mente abierta, a catar sin prejuicios y a compartir lo aprendido en la mesa. Si además lo haces con un vino de la Ribera del Duero en altura, descubrirás una frescura y una elegancia que conquistan desde el primer sorbo.